LOS SABORES TIENEN MEMORIA
La ciencia del sabor está llena
de casos como los anteriores. Sin embargo, tanto al sabor como al aroma, no
le ponemos mucha atención. La excepción son los enólogos y baristas que se
ganan la vida poniéndole atención tanto a los sabores como a los aromas. Los humanos, confiamos más en la visión,
audición y tacto para guiar nuestras vidas.
El sabor es algo que damos por descontado, algo a lo que no le dedicamos
mucho tiempo, solo lo hacemos cuando comemos, pero no lo analizamos.
Vamos a museos a ver cuadros
llenos de colores, a conciertos a oír música, en arquitectura creamos texturas
lisas, ásperas, viscosas, etc. ¿Alguien conoce un lugar donde nos encierren a
olfatear? ¡Para muchos, el sabor es algo que está ahí! Si nos dijeran que
describiéramos una pieza musical de nuestra canción favorita, estoy seguro de
que no sería difícil hacerlo. Podríamos describir con mucha certeza los
instrumentos de cuerda, viento, percusión, las voces y otros. Pero, si nos
piden que describamos el sabor de un mamoncillo, creo que muchos nos
rajaríamos. En gran parte, esto tiene que ver con que en nuestro idioma y en la
gran mayoría de idiomas, no hay tantas palabras para describir los miles de
sabores que existen. Muchas de las culturas modernas son más visuales y
auditivas que cualquier otra cosa. No conocemos la compleja interacción que
existe entre el gusto, olfato, visión, tacto, audición e inclusive de la
expectativa que crea la sensación de sabor. Sin esta visión, sin la actitud
cultural y limitación en nuestro lenguaje, carecemos del conocimiento para
describir nuestra experiencia de sabor y muchas veces nos privamos de una vida
más sabrosa y profunda, de los finos detalles que existen con el buen beber y
comer. Es como si el universo del sabor fuera parte de un paisaje transparente
por donde pasamos todos los días.
Nosotros, tenemos una gran
cualidad. Podemos decidir qué y qué no comer. Son los sabores los que nos
ayudan a tomar esa decisión. La boca, es una de las herramientas más
importantes que tenemos. A un nivel muy simple, si no comemos, nos desnutrimos
y morimos. Si comemos algo peligroso nos podemos envenenar. “Todos los humanos somos expertos en el
reconocimiento de sabores como lo somos para reconocer caras” Esto dice Paul
Breslin sicólogo experto en percepción de sabores. “Es realmente una situación
de vida o muerte. Si comes algo que no debes te mueres” Somos capaces de
reconocer el sabor de un aguacate o una uchuva así no seamos capaces de
describir su sabor. Para el antropólogo
Richard Wrangham, nuestro sentido del gusto fue el que nos hizo los humanos que
somos hoy. Wrangham sostiene, que hubiera sido imposible que los humanos tuviéramos
el tamaño de cerebro que tenemos hoy si no fuera por el consumo de productos
cocinados (en ese tiempo quemados) y por tanto sus calorías. La cocción de
proteínas hace más fácil su digestión. Los alimentos crudos no nos proporcionan
la suficiente cantidad de calorías que necesitamos para que nuestro cerebro
trabaje adecuadamente. Muchos animales como los simios gastan gran parte de su
tiempo masticando y remasticando sus alimentos para extraerles las calorías que
requieren. Dice Wrangham, que una vez descubrimos el fuego y los alimentos “cocinados”,
toda esa energía necesaria en la digestión de alimentos crudos se desplazó del
aparato digestivo al cerebro y esto fue precisamente, lo que hizo crecer
nuestro cerebro. De otro lado, la cocción transforma tejidos indigeribles en
fragmentos pequeños y digeribles. De esta manera obtenemos más de lo que
ingerimos con menos esfuerzo y de mejor sabor.
Otro de nuestros talentos gastronómicos, es
que somos la única especie que sazonamos conscientemente nuestros alimentos.
Sin embargo, además de agregar sabor, es una tradición evolutiva para conservarlos.
Muchas especias y hierbas tienen propiedades antibacteriales (orégano, cebolla,
ajo, ají, jengibre y cilantro, entre otros).
México, Tailandia e India para mencionar pocos, son grandes consumidores
de especias y hierbas. Estos países, se
encuentran en lugares cálidos donde la descomposición bacteriana es un problema
importante a comparación de los países nórdicos donde las comidas son menos
aliñadas.
Nuestra posición anatómica, nos
ayuda a enfocarnos en aromas que vienen de las comidas que ingerimos. No
tenemos la nariz a pocos centímetros del suelo y nuestra cabeza, ha
evolucionado para sostener un gran cerebro. Los sabores y aromas comprometen a
nuestro poderoso cerebro. Cuando disfrutamos un delicioso y cremoso postre, un
mango biche o una carne asada, estamos utilizando en forma desproporcionada más
sistemas cerebrales que los utilizados en otras conductas. Los sabores y aromas
excitan nuestros aparatos sensoriales que involucran el gusto, olor, tacto,
sonido y vista. Los sabores y aromas ponen a trabajar sistemas motrices que
coordinan nuestros músculos cuando masticamos y tragamos; activan procesos
inconscientes que regulan el apetito, hambre y saciedad. Como si fuera poco y
tal vez lo más lindo y complejo, es que los aromas y sabores disparan los
procesos más elevados de nuestra mente.
Nos ayudan a identificar evaluar, recordar y reaccionar de acuerdo con
lo que estamos comiendo. Esto es mucha
actividad cerebral para un simple mordisco.
Los sabores estimulan nuestro
cerebro en forma sutil y poderosa. Cuando los aromas entran en nuestro cerebro,
el aroma siendo el componente más importante de un sabor, se va para aquel
rinconcito del cerebro para hacer parte de nuevas emociones y recuerdos o a
desempolvar las viejas. Un sabor nos transporta en el tiempo y es capaz de
llevarnos a cualquier sitio de una manera más poderosa que una foto. Marcel Proust, en su libro “En busca del
tiempo perdido” dice que como adulto, cuando se come una magdalena se transporta
a su niñez. Yo siento el olor del arequipe y me acuerdo de mi abuela, de su
casa y de las peleas con mis primos por el “raspao” de la olla
En la próxima publicación del 12
de abril, veremos cómo nuestro cuerpo procesa los aromas y sabores. Más
adelante, en otras entregas, apreciaremos que los sabores tienen personalidad,
tienen dimensión y otras características que nos ayudarán a llegar a nuestro
objetivo final: aprender a reconocer y crear nuevos sabores.
Excelente articulo. Es muy interesante, ameno y oportuno en un momento en que nuestra sociedad se interesa por la culinaria y el entretenimiento alrededor de la cocina. Gracias.
ResponderBorrarMuchas gracias por su comentario. Si, yo creo que debemos ir más allá y encontrar fronteras
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